martes, 11 de agosto de 2015

¡ Suerte! ¡Cuidate!
parte II

Se escuchan las sirenas de la ambulancia, luego de casi media hora de estar tirada en el suelo. El camillero y la médica se acercan. Un oficial de la policía también. Preguntan qué sucedió y mi respuesta es que caí de un quinto piso. En realidad, que me había tirado. El oficial extrañado alega que tiene que hacer un acta y pregunta “¿Intento de homicidio o Intento de suicido?”. Lo miro confundida, miro a mi coordinador y le digo que estábamos grabando y que tuve que saltar. Y que la acción salió mal. Simplemente eso. Es ahí cuando la médica extasiada en euforia dice  “Ah! Pero, ¿estás filmando algo?”. El Jefe de Set asiente con la cabeza. Ella pregunta con voz de vieja chusma:  "¿Qué están filmando?. El muchacho le vuelve a responder pero esta vez con todo frio. Le explica que era para una tira diaria de una reconocida productora televisiva. La tiara era Patito Feo y la Productora Ideas del Sur. La médica vuelve a acotar “AH! ¡Pero si sabía, venia maquillada!”. A todo esto, yo tirada en el suelo desde hacía más de una hora y media, y sin saber que le sucedía a mi cuerpo.

Me llevan en ambulancia al hospital de San Isidro. Una vez en el nosocomio, me dejan en una camilla abandonada por casi una hora, olvidada en un pasillo sin ninguna atención. De repente alguien me ve, una señorita de bata blanca. Y me pregunta que hago ahí. Le digo que estoy accidentada y que me trajo la ambulancia.  Se va a averiguar que estaba sucediendo conmigo.

Saco mi celular que estaba en un pequeño bolso que tenia a mi lado y llamo a mi ex pareja. Me atiende y le digo que la acción había salido mal. A esta afirmación catastrófica él sugiere que la haga de nuevo. A lo que le respondo nuevamente que salió mal y que estoy en el hospital. Le pido que le avise al padre de mi hijo que se quede con él hasta saber que iba a depararme el destino. Y que le avisaba a donde me iban a derivar.

La señorita con bata blanca regresa y me procede a extraer sangre. Me explica que antes de mandarme a rayos tiene que cerciorarse que no esté embarazada. Me rio y le digo que no hay posibilidades. Me repite que es protocolo. Raudamente se hace presente en escena un hombre de camisa blanca, corbata desalineada y mocasines sucios ordenando que no me hagan nada que me debían atender en la clínica asignada por la aseguradora. Así es que me vuelven a trasladar hacia otro nosocomio en Florida, provincia de Buenos Aires.

Me ingresan a la guardia, me vuelven a extraer sangre y me dejan en una camilla símil a las que usan los rescatistas. Con un dolor infernal y ya mi cuerpo frío como el hielo, reposaba mirando el techo. No podía ya moverme. Ya a esa altura me preocupaba la falta de movilidad. Tampoco podía orinar del dolor. Pasaron unos minutos y varios médicos se acercan con sonrisas dibujadas en sus rostros. A a la cuenta de tres exclaman “¡Felicidades, vas a ser mamá!”. ¿QUE? Uno de ellos me explica que el examen beta que me había realizado había dado positivo. A lo cual le comento que debe ser un error y el resultado puede que sea de alguna de las otras personas que estaban allí conmigo en la guardia. Esto era imposible que fuera así, ya que las otras cuatro personas eran hombres. Lo mire. Ellos se retiraron. Mire el techo y cerré los ojos... continuará

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