¡ Suerte! ¡Cuidate!
parte II
Se escuchan las sirenas de la ambulancia, luego de casi media hora de
estar tirada en el suelo. El camillero y la médica se acercan. Un oficial de la
policía también. Preguntan qué sucedió y mi respuesta es que caí de un quinto piso.
En realidad, que me había tirado. El oficial extrañado alega que tiene que hacer un acta y
pregunta “¿Intento de homicidio o Intento de suicido?”. Lo miro confundida,
miro a mi coordinador y le digo que estábamos grabando y que tuve que saltar. Y que la acción salió
mal. Simplemente eso. Es ahí cuando la médica extasiada en euforia dice “Ah! Pero, ¿estás filmando algo?”. El Jefe de
Set asiente con la cabeza. Ella pregunta con voz de vieja chusma: "¿Qué están filmando?. El muchacho le vuelve a responder pero esta vez con todo frio. Le explica que era para una tira diaria de una reconocida productora televisiva.
La tiara era Patito Feo y la Productora Ideas del Sur. La médica vuelve a
acotar “AH! ¡Pero si sabía, venia maquillada!”. A todo esto, yo tirada en el
suelo desde hacía más de una hora y media, y sin saber que le sucedía a mi
cuerpo.
Me llevan en ambulancia al hospital de San Isidro. Una vez en el nosocomio, me dejan en
una camilla abandonada por casi una hora, olvidada en un pasillo sin ninguna atención. De
repente alguien me ve, una señorita de bata blanca. Y me pregunta que hago ahí.
Le digo que estoy accidentada y que me trajo la ambulancia. Se va a averiguar que estaba sucediendo
conmigo.
Saco mi celular que estaba en un pequeño bolso que tenia a mi lado y llamo a mi ex pareja. Me
atiende y le digo que la acción había salido mal. A esta afirmación
catastrófica él sugiere que la haga de nuevo. A lo que le respondo nuevamente
que salió mal y que estoy en el hospital. Le pido que le avise al padre de mi hijo
que se quede con él hasta saber que iba a depararme el destino. Y que le
avisaba a donde me iban a derivar.
La señorita con bata blanca regresa y me procede a extraer sangre. Me
explica que antes de mandarme a rayos tiene que cerciorarse que no esté embarazada.
Me rio y le digo que no hay posibilidades. Me repite que es protocolo.
Raudamente se hace presente en escena un hombre de camisa blanca, corbata
desalineada y mocasines sucios ordenando que no me hagan nada que me debían
atender en la clínica asignada por la aseguradora. Así es que me vuelven a
trasladar hacia otro nosocomio en Florida, provincia de Buenos Aires.
Me ingresan a la guardia, me vuelven a extraer sangre y me dejan en
una camilla símil a las que usan los rescatistas. Con un dolor infernal y ya mi
cuerpo frío como el hielo, reposaba mirando el techo. No podía ya moverme. Ya a esa altura me preocupaba la falta de movilidad. Tampoco podía orinar del dolor. Pasaron unos minutos y
varios médicos se acercan con sonrisas dibujadas en sus rostros. A a la cuenta
de tres exclaman “¡Felicidades, vas a ser mamá!”. ¿QUE? Uno de ellos me explica
que el examen beta que me había realizado había dado positivo. A
lo cual le comento que debe ser un error y el resultado puede que sea de alguna
de las otras personas que estaban allí conmigo en la guardia. Esto era
imposible que fuera así, ya que las otras cuatro personas eran hombres. Lo mire. Ellos se retiraron. Mire el techo y cerré
los ojos... continuará
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